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Existe un término conocido como prediabetes, que trata de alertar a las personas cuando su glucosa sanguínea es más alta de lo normal, por lo que debe cuidarse. La prediabetes en sí no existe (porque tienes diabetes o no la tienes) pero eso no quiere decir que se deban ignorar los síntomas antes de desarrollar una enfermedad tan complicada como la diabetes.
La diabetes es de esas enfermedades de las que todo el mundo habla, pero solo puedes entender su complejidad al padecerla o ver a alguien cercano sufrir por ella. Quienes la padecen saben lo difícil que es cambiar hábitos, hacia una vida más saludable, pero son conscientes de lo necesario que resulta para mejorar su salud. Si estás transitando este camino seguro te interesa leer: todo lo que se debe saber sobre la diabetes.
Antes de desarrollar diabetes (lo que algunos denominan prediabetes) los niveles de glucosa sanguínea están más alto de lo normal. La situación es que no es tan alto como para ser considerado como diabetes tipo 2, pero si la persona no cambia su estilo de vida, los adultos y niños con estos índices altos de glucosa en la sangre son más propensos a desarrollar diabetes tipo 2.
Al tener estos niveles elevados de glucosa comienza un daño a largo plazo de la diabetes que es grave porque afecta el corazón, vasos sanguíneos y riñones. Sin embargo, lo positivo es cuando todavía no se ha desarrollado diabetes tipo 2, hay la posibilidad -cambiando hábitos alimenticios y realizando ejercicio- de evitar padecerla.
En este contexto hay que explicar los tipos de diabetes y porque solo hablamos de la tipo 2 en esta nota. Esta es una explicación de los dos tipos que existen y a quiénes afectan en su mayoría.
Aunque esta diabetes (clínicamente conocida como DM1) puede desarrollarse en adultos, su principal característica es que tiene mayor incidencia en niños y jóvenes ya que el propio sistema inmunitario produce una destrucción de las células beta del páncreas, lo que genera la deficiencia de insulina. Normalmente estos niños y jóvenes desarrollan esta enfermedad desde temprano, lo que los obliga a vivir con esta enfermedad y cuidarse desde su infancia o adolescencia, para toda la vida.
La diabetes tipo 2 (DM2) afecta a personas de cualquier edad aunque es más frecuente en adultos y mayores y suele darse por la obesidad y un estilo de vida sedentario. Una vez que tienes los niveles de glucosa se elevan y se desarrolla diabetes, las personas pueden producir insulina (a diferencia de la diabetes tipo 1) pero no en las cantidades suficientes, lo que afecta el funcionamiento de varios órganos.
Lo más importante es realizarse chequeos preventivos periódicos para saber cómo están los niveles de glucosa en la sangre. En el momento que la glucosa comienza dispararse -sin ser todavía diabetes- hay que tener un plan establecido de testeos de sangre frecuentes y el seguimiento de un médico especialista y nutricionista, para mejorar la ingesta de alimentos y revertir estos resultados con paciencia y disciplina.
Estos chequeos deberían hacerse en ayunas para tener una medición real de la glucosa y no elevar los valores, por haber desayunados unas uvas o un café. Normalmente estos valores tienen una estructura así, que podrán ser entendidos por el médico tratante:
Al tener la glucosa en niveles por encima de los normal que también se conoce como hiperglucemia (glucosa elevada) pueden darse síntomas como: sudores fríos, sed constante, nauseas, ganas de orinar con frecuencia y una debilidad en todo el cuerpo. Ante estos síntomas es importante mantener la calma y pedir una consulta médica para entender lo que está pasando.
Algo importante es que no se debe esperar a sentir estos síntomas de malestar para chequearse. La glucosa debería ser un examen rutinario para ver qué está pasando en el organismo y tomar las medidas preventivas a tiempo, antes de que esos niveles altos se transformen en diabetes, una enfermedad complicada, que una vez que se tiene ya hay que convivir con ella para siempre y que su tratamiento tiene alto impacto en el bienestar y patrimonio de la persona afectada.
Una vez que una persona tiene elevados los niveles de glucosa o hiperglucemia lo primero que tendrá es una evaluación del profesional de la salud para identificar los niveles y trabajar sobre esos resultados. También se pondrá el acompañamiento de un/una nutricionista para revisar la dieta y hacer unos cambios en la ingesta de calorías. Seguro habrá frutas que ya no podrán consumirse por sus niveles altos de azúcar y una limitación en hidratos de carbono. Además se pondrá metas de ejercicio para cumplir con la quema de determinadas calorías diarias que requieren ser activas: calorías de ejercicio que se calculan en base al incremento de actividad cardiovascular.
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Si tienes dudas sobre estos temas consulta con tu médico, ya que los profesionales de la salud son los únicos especializados para responder estas dudas respecto a la salud. Si no tienes un plan de medicina prepagada investiga sus ventajas para cuidar tu salud sin afectar tu patrimonio.
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