En Ecuador cada día mueren 19 personas por consumo de tabaco. Su consumo inicia a temprana edad, y se estima que 3 de cada 10 adolescentes, en edades comprendidas entre los 13 y 15 años, han probado tabaco alguna vez en su vida. A su vez, el 10% de los ecuatorianos entre los 18 y 69 años consumen tabaco.
Este hábito, le cuesta al Estado ecuatoriano $ 658 millones de dólares anuales, debido a que es un problema de salud pública por su relación directa con los altos índices de mortalidad y morbilidad en la población.
Si bien el consumo de tabaco no está permitido para los menores de 18 años, actualmente el 51% de estos productos en el país tiene su origen en el contrabando, facilitando su acceso para menores de edad. Se estima que el 18.4% de los hombres son fumadores, frente al 4.2% de las mujeres.
En Ecuador, el 9.05% de los tipos de cáncer existentes en el país son atribuibles al consumo de tabaco. Los efectos del tabaquismo pueden dividirse entre el corto y mediano plazo.
Una vez que se consume tan solo un cigarrillo, el monóxido de carbono que se encuentra en el humo del tabaco pasa a la sangre a través de los pulmones, generando una reducción del transporte de oxígeno a nuestro organismo, produciendo tos, fatiga y expectoración.
En el corto plazo, el catarro de repetición aumenta, hay una disminución del rendimiento deportivo y pérdida de apetito.
En el caso de los hombres, el tabaquismo es causante de disfunción eréctil, debido a que la nicotina y otros componentes químicos del cigarrillo producen un efecto de reducción de las venas y arterias, dificultando el paso de la sangre.
Entre las enfermedades más comunes causadas por el tabaco, en todas sus formas están la bronquitis crónica, enfisema pulmonar, cáncer de pulmón, hipertensión arterial, infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, úlcera gastrointestinal y gastritis crónica.
Ser fumador pasivo consiste en estar en contacto con los más de 4.000 productos químicos que tiene un cigarrillo y con el humo que provoca su consumo. Cuando se fuma en espacios cerrados, estos componentes quedan impregnados en muebles, cortinas, ropa y cabello de quienes se encuentran alrededor del fumador, y pueden tardar semanas hasta que esos materiales sean removidos.
El humo del cigarrillo puede ocasionar irritación de las mucosas nasales u oculares, y también, reacciones súbitas y graves en ojos, nariz, garganta y vías respiratorias bajas. En el largo plazo, un fumador pasivo tiene entre 20% a 30% de riesgo de contraer alguna enfermedad coronaria y cáncer de pulmón. Los hijos de padres fumadores tienen un 20% más de probabilidades de padecer asma, 30% para infecciones respiratorias y 50% para catarro y tos persistente.
En las mujeres puede ocasionar infertilidad y complicaciones en el embarazo y parto.
La mayor parte de personas comienzan a fumar en la adolescencia.
Uno de los hábitos que más influyen en el consumo de tabaco está en el círculo cercano del consumidor. Por lo general, si los padres fuman, los hijos adquirirán este hábito, debido a que tendemos a repetir patrones.
En este caso, los padres deben procurar no fumar en presencia de sus hijos, y tratar de identifica si existen otras razones que motivan su consumo, para poder actuar y dejar de consumir tabaco.
La nicotina es una sustancia adictiva existente en el tabaco. Esta llega a la sangre a través de los pulmones, y a su vez, al cerebro. Esta permite la producción de dopamina (hormona del placer), alejando al individuo de las sensaciones desagradables y generando una sensación placentera, y a su vez, produce un “subidón” de adrenalina, misma que produce un aceleramiento del corazón y la presión sanguínea. Una vez que los síntomas pasan, se produce un pequeño “síndrome de abstinencia”, que a la larga provocará un mayor consumo de tabaco, y en mayor cantidad para compensar la necesidad de dopamina.
La nicotina, entonces, afecta el comportamiento de un fumador, el estado de ánimo y sus emociones, afectando su salud emocional. En algunos casos, se ha demostrado que puede ser más difícil el abandonar el uso del tabaco, que el de opiáceos o cocaína debido a los síntomas de abstinencia tanto físicos como psicológicos que este produce.
Para dejar la adicción a la nicotina, se puede realizar una terapia de reemplazo de nicotina, a través de un atomizador nasal o inhalador de nicotina bajo receta médica. También pueden usarse parches, chicles y pastillas de nicotina bajo receta médica.
Son aquellas circunstancias que inducen al consumo de tabaco, entre las cuales están: fiestas, estrés, o tomar café. En el caso del estrés, por ejemplo, el consumo de tabaco se debe a la producción de dopamina, producto del consumo de nicotina.
En estos casos, es importante identificar el factor que deriva en consumo de tabaco, y reemplazarlo con algún otro tipo de actividad. Por ejemplo, el ejercicio, aparte de ser una práctica saludable, permite la liberación de dopamina y endorfinas, y así puede reemplazar al consumo de tabaco como fuente de bienestar y placer.
Para el resto de factores, puedes probar con masticar chicle sin azúcar, para evitar la necesidad de fumar.
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