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La parálisis cerebral infantil es una enfermedad congénita o adquirida que integra un conjunto muy amplio de trastornos que van a dificultar el movimiento, equilibrio y postura del niño, es decir limita su capacidad motora.
El origen de esta afección se encuentra en las diferentes áreas del cerebro, ya sea por desarrollo anormal o por algún daño adquirido durante el embarazo, causando debilidad y problemas musculares en el infante. Si eres un padre que desea prevenir este trastorno a tiempo, o debes aprender a vivir bajo esta condición, has llegado al lugar indicado para enriquecer tus conocimientos.
La parálisis cerebral infantil consiste en una serie de trastornos cerebrales que impiden o limitan el movimiento, la postura y el tono muscular; no es reversible ya que se produce con mayor frecuencia durante el embarazo a través de daños severos en el desarrollo del cerebro del feto.
A veces la parálisis cerebral no es tan severa, de hecho hay niños que incluso caminan y tienen un intelecto normal, sin embargo también hay casos de incapacidad total y discapacidades como ceguera y sordera. Los síntomas y signos aparecerán durante la infancia y el indicio más común es la rigidez muscular.
La parálisis cerebral infantil se clasifica en función al trastorno de movimiento involucrado, que puede ser espástico (rigidez muscular), movimientos involuntarios, y falta de coordinación; existen 4 presentaciones de la enfermedad:
Es la más común, afecta a un 80% de los niños que nacen con esta condición o la adquieren. La alteración es mayormente muscular, los músculos están rígidos y por ello el niño no se mueve fácilmente y será descrita acorde a la parte del cuerpo involucrada.
Será hemiplejía cuando afecta a un solo lado del cuerpo, diplejía cuando afecte a las piernas y cuadriplejía cuando afecta a los brazos y piernas. Suele estar acompañada por discapacidad intelectual y convulsiones.
Los movimientos de los miembros superiores e inferiores no se controlan, por lo que se les dificulta permanecer sentados y caminar; estos movimientos pueden ser lentos o rápidos pero siempre involuntarios. Afecta por lo general la cara y la lengua, generando en el niño dificultad para tragar y hablar.
La parálisis cerebral infantil atáxica da lugar a problemas de equilibrio y coordinación, por lo que el niño no puede caminar y tiene problemas para realizar tareas coordinadas como escribir, comer solo y agarrar objetos.
Es aquella en la que se presentan las características descritas previamente; es común que los niños con esta condición tengan síntomas de más de un tipo de parálisis cerebral.
Esta es una de las secciones más importantes para comprender la enfermedad en profundidad.
La parálisis cerebral infantil se debe a un desarrollo cerebral anormal ya sea por daño cerebral durante el desarrollo embrionario o durante el crecimiento del niño. Una gran parte de los casos se debe a la falta de oxígeno durante el parto, pero también puede ocurrir durante el embarazo, primer mes de vida e incluso durante los primeros años de vida del infante debido a infecciones como meningitis.
Las causas más frecuentes son:
Los signos y síntomas de la parálisis cerebral infantil son muy variados, pues dependen del tipo y nivel de discapacidad, lo cierto es que empeoran con el tiempo haciéndose cada vez más evidentes cuando el niño no se comporta como debería para su edad.
Algunos indicadores son si el niño no se sienta, no se levanta, no camina, o no se da la vuelta o rueda a los lados. Otros muy frecuentes son:
Lamentablemente no existe una cura para la parálisis cerebral infantil, todo es paliativo y destinado a mejorar la calidad de vida del infante y de los padres. La mejor decisión es iniciar el programa de tratamiento apenas tengan el diagnóstico para ayudar al niño a desarrollar movimientos en la medida de lo posible. Puede ser necesario el uso de medicamentos, terapia física, tecnología ortopédica, terapia del lenguaje y cirugía.
Los bebés de bajo peso y baja edad gestacional. 2 de cada 1000 recién nacidos vivos nacen con parálisis cerebral infantil, y la causa más frecuente es el parto prematuro (cuando el bebé nace antes de lo que debería), causando que sea de bajo peso, o aunado a un parto laborioso que causa asfixia al bebé en el canal de parto.
Un adecuado control prenatal te permitirá descubrir si el bebé nacerá con parálisis cerebral, y pruebas más especializadas como la amniocentesis y estudios del ADN fetal en sangre materna podrán detectar la alteración.
La mejor forma de abordar la parálisis cerebral infantil es manteniéndote saludable y evitando mayores complicaciones:
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La mejor forma de cuidar al bebé durante el embarazo para evitar que desarrolle parálisis cerebral infantil es cuidar de la salud materna, evitando exposiciones a sustancias tóxicas y la prevención de infecciones que comprometen la salud del feto, tales como citomegalovirus, rubeola, virus del Herpes, sífilis, zika y toxoplasmosis.
El chequeo médico completo antes y durante el embarazo también cumple un papel significativo, ya que puede detectar problemas de la tiroides que pueden generar discapacidades intelectuales en el bebé en desarrollo.
Realmente la tarea de prevenir la parálisis cerebral infantil es muy limitada, y si se trata de un caso de origen genético no será posible prevenirla; sin embargo siempre se recomienda emplear ciertas medidas que protegerán al bebé antes, durante y después del nacimiento.
La nutrición en la parálisis cerebral infantil siempre es un tema de preocupación, pues siempre es necesario una alimentación balanceada y una cantidad de calorías adecuada al nivel de actividad del niño; por ejemplo si es una parálisis con muchos movimientos involuntarios el gasto energético será mayor a aquel con parálisis de tipo espásticas con cuadriplejía.
El consumo de calcio, vitamina D Y fósforo debe ser adecuado, para ello debes darle alimentos como leche, yogurt, jugo de naranja, frutos secos, cereales, carne, pescado, huevo y verduras.
Para ello necesitarás el apoyo de un especialista, que podría ser el médico pediatra del niño, o este podrá referirlo a un nutricionista para una dieta especializada y orientar a los padres de la forma más eficaz.
En los casos de parálisis cerebral infantil donde existan problemas de masticación y deglución de alimentos, será necesaria la alimentación por sonda, así evitan la posibilidad de que estos pasen a la vía respiratoria y genere problemas mayores.
Un hijo con parálisis cerebral infantil es una gran responsabilidad con una carga emocional muy difícil de llevar; son niños completamente dependientes que requieren muchos tratamientos y visitas al médico.
La madre es la que más apoyo requiere puesto que todo es difícil de sobrellevar, para ello es importante que le preguntes ¿Te puedo ayudar?, ¿Qué necesitas?, estar a su lado, que no se sienta sola.
Otra forma muy útil para aprender a lidiar con este nuevo estilo de vida, son los grupos de apoyo para padres, donde podrán conectar con otros padres que atraviesan la misma situación, pueden obtener información relevante y aconsejarse mutuamente.
La atención psicológica también es vital para los niños y la familia en estos casos de necesidad especial.
Los problemas genéticos no son prevenibles, pero los factores de riesgo si, asegúrate de cumplir con las medidas que hemos recomendado; si el bebé ya ha nacido ponlo a salvo en el asiento para bebés en el coche para evitar lesiones en la cabeza.
Acude al pediatra con frecuencia para el control de niño sano, y si estás preocupado o notas signos de parálisis cerebral infantil ve con un especialista que realice una evaluación completa para confirmar o descartar el trastorno
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