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El tratamiento de la diabetes y la hipertensión puede incluir la administración de medicamentos para manejar niveles glucémicos, de insulina y de tensión arterial, pero también puede incluir la intervención en la salud física de la persona con la toma de acciones para mejorar el estilo de vida y disminuir factores de riesgo que conllevan a mayores complicaciones en el cuerpo.
Esta intervención es una medida no farmacológica que, según muchos estudios a nivel mundial, generan un impacto positivo tanto en el estado de las personas que conviven con diabetes e hipertensión, como en las personas que aun no desarrollan estas enfermedades pero que se encuentran en riesgo (acción preventiva).
Se sabe que el sobrepeso y la obesidad generan cambios en el funcionamiento del organismo, una de ellas es la alteración en el procesamiento de grasas, azúcar e insulina en la sangre y el incremento de la presión arterial. Es por esta razón que el bajar de peso es fundamental para evitar la diabetes, sobre todo, pero también la hipertensión. Algunos estudios indican que con el perder entre el 5 y el 10% de peso es suficiente para prevenir la enfermedad y sus complicaciones. Una vez que se logra un peso más saludable es importante mantenerlo.
Cambiar malos hábitos alimenticios y mantener un plan de alimentación saludable es fundamental tanto para prevenir la diabetes como la hipertensión. Se debe controlar el consumo de calorías, de sal y azúcar que se come y bebe en el día, lo cual ayuda a controlar el peso, mejorar la producción de insulina y los niveles de triglicéridos (grasa) en la sangre. Es importante incorporar muchos alimentos frescos a la dieta como verduras, vegetales, frutas y cereales, con alto contenido vitamínico y con fibra, la cual ayuda a disminuir los niveles de grasa en el cuerpo. Limite el consumo de carnes rojas y evite alimentos hiperprocesados y carne procesada.
La actividad física diaria ayuda a perder y mantener el peso corporal ideal, con lo cual se logra bajar los índices de azúcar y grasa en la sangre, que benefician a la persona para prevenir y controlar la diabetes tipo 2 y la hipertensión. Lo óptimo es realizar al menos 30 minutos de ejercicio todos los días y con una intensidad moderada. Se recomienda que el régimen de ejercicios se lo desarrolle con la guía del médico con el fin de que sea el adecuado para cada persona.
Mantener actividades de esparcimiento diario y de relajación son fundamentales para mejorar la salud emocional y física de las personas, con lo cual se logra relajar el cuerpo y, como resultado de esto, disminuir la presión arterial. La música, el deporte, la meditación, pasatiempos y la lectura son
ejemplos de actividades que se pueden implementar como prevención y como apoyo para las personas que tienen diabetes tipo 2 e hipertensión.
Actualmente se sabe que el tabaco contribuye a la resistencia a la insulina en el cuerpo, factor que pone en riesgo a las personas para desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión, y que empeora la condición de salud de aquellos que ya tienen estas enfermedades.
El consumo de alcohol aumenta la presión arterial y los niveles de azúcar en la sangre, son una gran fuente de calorías que pueden generar un aumento de peso y poner en riesgo la salud de las personas para desarrollar enfermedades como la diabetes y la hipertensión.
Disminuir el riesgo para el desarrollo de la diabetes y la hipertensión es posible con la implementación de acciones no farmacológicas y preventivas para el control y manejo adecuado de estas, con lo cual la calidad de vida de las personas que las padecen mejora en gran medida y evita otras complicaciones de salud como los accidentes cardiovasculares, cerebrovasculares, entre otras.
Fuentes de consulta:
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